lunes, 5 de noviembre de 2007

Biblioteca La Quintana

Biblioteca La Quintana

Este nuevo espacio ubicado en la zona Noroccidental en el sector de Robledo, más exactamente en la Cr 80 No. 82-60 ofrece nuevas posibilidades de educación a toda la gente de este sector que en su mayoría son de estratos 1,2 y 3.

Este sitio fue inaugurado el 8 de marzo del presente año, cuenta con más de 17.000 metros cuadrados de espacio público y es un homenaje al escritor antioqueño Tomás Carrasquilla.

Llegué al lugar a la 1:25 pm, el día era soleado, le pregunto al vigilante por el servicio de atención al público, me responde que hoy por ser festivo atienden de 10 am a 4 pm, le doy las gracias por su información y me dirijo hacia la puerta, antes de entrar llama mi atención la risa de unos niños que están jugando en unas escalas por las cuales cae agua permanentemente, es parte del diseño.

Desde la entrada uno siente que la gente ha recibido esta nueva biblioteca con mucho entusiasmo, los niños gozan, una pareja de novios patea una pelotica y su perro corre tras ella, se percibe un ambiente sano.

Los niños posan y después se me acercan goteando agua para mirar cómo quedó la foto, les digo que pueden mirar pero sin mojar la cámara, ellos aceptan, miran las fotos y salen gritando :-¡Uy, esa quedó chimba, volvámonos a tirar!-, doy media vuelta y me dispongo ahora sí a entrar.

Estoy frente a la entrada principal la edificación es moderna, tiene ese tipo de arquitectura que combina concreto, metal y vidrio,y todo el edificio está rodeado de agua, manteniendo un estilo parecido al de las últimas edificaciones construídas por la alcaldía saliente.

El lugar es muy fresco, las personas que trabajan allí son amables, todos tienen unas camisetas amarillas, su actitud es de servicio, pareciera que en las inducciones previas a la apertura del lugar les hubieran hecho énfasis sobre la calidad en la atención al público.

Hay mucha información gráfica con el fin de orientar al visitante,todo está en dos idiomas: español e inglés, siento el piso y es rugoso, parece pensado para que la gente no se resbale.

Giro a la izquierda y desciendo por unas escaleras que conducen a las salas donde están los libros, pero antes de llegar al salón principal veo que al fondo está la sala infantil, allí los niños cuentan con varios computadores para hacer sus tareas, aunque al acercarme, me doy cuenta que todos están jugando en una página llamada Parchis, le pregunto a Briana María, una de las jóvenes encargadas de este espacio que si todos los niños siempre vienen a jugar, ella amablemente responde que en semana hacen tareas, pero que hoy por ser festivo todos se dedican a jugar, me explica que al lugar se tiene acceso por medio de un documento que garantice que son menores de 12 años, para eso se exige tarjeta de identidad, registro civil o en su defecto el número telefónico de la casa con el fin de tener a todos los niños en una base de datos.

Además me cuenta que desde un punto de control se monitorean todos los equipos con el fin de evitar que los niños acccedan a juegos violentos o pornografía , que todos los equipo se prestan con previa reservación y que los turnos son de una hora por persona, luego agrega: -el horario de atención en semana es de 9am a 8 pm-, le agradezco por su amabilidad y me voy a curiosear los baños y el resto del espacio, todo es muy colorido y lleno de figuras amables que hacen del lugar un espacio muy agradable.

Me parece curioso que todo en ese lugar es pensado para los niños, todo es pequeño, desde el inmobiliario hasta los baños todo es bajito.

Detrás de mí hay un niño sentado, tiene en sus manos un libro, me acerco y le pregunto: ¿Y vos qué estás leyendo?

Él, un poco indiferente me responde: El Sapo Y El Ancho Mundo, le digo: ¿Y qué, bacano?, y dice sí con la cabeza, luego le digo: ¿Y cómo te llamás?, me dice: -Yarón-, y yo le digo: ¿cómo?, y me responde en tono golpeado: -¡Yarón!, decido dejarlo tranquilo mientras pienso: ¡jm, que nombrecito…!

Me dirijo hacia la sala principal y veo cómo uno de los empleados del lugar lee un cuento en voz alta para un grupo de niños, algunos de ellos acompañados por sus padres.

El lugar respira cultura y entretenimiento, hay exposiciones de pintura, de fotografía, pero lo que más me emocionó fue la exposición de unas esculturas realizadas por niños con síndrome de Down, esto fue lo que más me impactó, es muy bonito que estas oportunidades se hagan extensivas a toda la comunidad sin excepción, sin importar la condición de cada individuo.


Llego por fin a la sala principal y curiosamente hay mucha gente estudiando para ser un lunes festivo, aprecio la colección de libros que es muy grande por cierto y paso a otra galería donde hay una exposición de varios artistas que mediante su obra critican la moda ¨light¨ y la forma de comportarse de la mayoría de las jóvenes que quieren estar delgadas y ponerse siliconas.

Al mismo tiempo, veo cómo se entretienen algunos adultos leyendo el periódico del día y algunas revistas, aquí termina mi recorrido y me retiro del lugar con la sensación de que se están invirtiendo bien mis impuestos en obras de gran proyección social y me acuerdo de una frasecita del alcalde saliente: ¨lo mejor para los más pobres¨, miro el reloj y son las 2:53pm es hora de irme, pero el lugar es tan acogedor que provoca volver.

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